Cuando Mariano Rajoy dijo aquello de “me gustan los catalanes porque hacen cosas”, además de regalarnos un meme para los años, estaba en lo cierto. Muchos de los grandes monumentos de Barcelona (la Sagrada Familia, el Hospital Modernista de Sant Pau…) están erigidos por suscripción popular, por la iniciativa de un grupo de personas que se pusieron de acuerdo en un momento dado para hacer algo más grande que ellos mismos y que luego otras continuaron con el mismo afán. En Madrid, por contraponer, casi todos los lugares históricos los levantaron los reyes. Podríamos decir entonces que la sociedad catalana es una sociedad históricamente entusiasta. Con ganas de hacer cosas.
Ciertísimo lo de María.